Cuarto Capítulo
“La décimo quinta vez”
El Ser Humano está ciego por las
mentiras, sordo a las verdades
y mudo para sus pensamientos.
Cuando
salió de la casa Damon ya la esperaba junto a la verja, parado con la espalda
apoyada en un poste de madera y la mirada fija en el suelo. Nara conocía a su
amigo, él estaba cuestionándose haber cometido algún error, y siendo los
mejores amigos desde que tenían uso de razón, Nara sabía que él se sentía
culpable por el accidente del día anterior.
—¡Ey!
—lo llamó tomando su hombro con suavidad. Él se volteó a mirarla, sus ojos se
veían atormentados y aquello se acentuaba con las enormes ojeras bajo ellos—
Lamentándote aquí no llegaremos a ver cómo quedó en bosque.
Una
sonrisa se mostró en el rostro de Damon,
demostrando cuánto se conocían y la capacidad que tenían de influir el
uno en el otro.
—Yo…
—Damon cambió su expresión amistosa a nerviosismo— siento no…
Nara
lo cortó tomándole la mano y tirando de él para hacerlo caminar.
—Hablaremos
en el árbol, no quiero que mi papá se enfade nuevamente conmigo y se descargue
con Edith.
—¿Qué
pasó?
Nara
lo pensó un momento ¿sería buena idea contarle a él? Era su mejor amigo, se
conocían de toda la vida, pero aun así él era un hombre y Nara desconfiaba de
ellos desde que su propio padre había golpeado a su hermana hasta dejarle esas
feas marcas en su cuello.
—Vamos
al árbol —respondió finalmente, comenzando a caminar sin mirar a Damon, aun
tomando su mano para apresurarlo.
Caminaron
en silencio todo el trayecto hacia el bosque, mientras Damon apretaba su mano
cada tanto como si quisiera mostrarle que él estaba ahí para ella, pero Nara no
necesitaba aquello para saber que él siempre estaría ahí. Así habían sido el
uno con el otro desde niños, cuidándose mutuamente, y Nara sabía que aquello
jamás cambiaría.
Cuando
llegaron al árbol que se había convertido en su habitual refugio, aquel que
estaba frente al pequeño pueblo, muy cerca del rio y desde el cuál podía verse
las plantaciones de hortalizas; subieron sin mayor esfuerzo, ya estaban
acostumbrados a hacerlo. Se sentaron en una de las ramas más altas, desde la
cual Nara tenía vista de todos los movimientos que estaban ocurriendo en el
pueblo.
—¿Ahora
sí me contarás qué ocurrió con tu hermana? —Preguntó Damon tomando su mano con
suavidad y acariciándola con su dedo pulgar en el dorso.
—Lo
de siempre Damon, tú y tu hermano no saben de estas cosas, son hombres, jamás
serán vistos como seres inferiores.
—Eso
es lo que tú crees —había enigma en las palabras de Damon, una que la llevó a
mirarlo a los ojos en busca de alguna respuesta—. Mi padre sigue repitiéndole
una y otra vez a mi madre que debimos ser mujeres, que ella está fallada de
alguna manera y que más le vale quedar embarazada de una pronto. No sé por qué
tanto afán de tener una mujer, tampoco sé qué tipo de amenazas le hará a mi
madre cuando Daniel y yo no estamos cerca, pero de que mi padre nos ve como
seres inferiores, de eso es lo único de lo que estoy seguro.
—Pues
entonces múdense con mi padre y nosotras nos vamos con el tuyo. Porque lo que
es mi padre está obsesionado con los hijos varones y no dejaba de repetir que
el día que mi madre muriese sería el mejor de su vida porque podría mejorar su
estirpe.
Ambos
se miraron a los ojos y a los poco minutos no pudieron aguantar las risas,
zarandeándose en el árbol que se movía violentamente con ellos.
—Creo
que tengo que hacer algo con Edith —dijo cuándo la risa dejó su cuerpo.
—No
te preocupes por ella. Lía me dijo que esto sería normal por un tiempo, que
ella conocía la forma en que todo esto se desarrollaba.
—¡Normal!
—un escalofrío le recorrió la espalda. El mundo estaba loco si creía que
golpear a una persona a ese punto podía ser normal.
—No
te inmiscuyas en eso Nara, ya veremos cómo ayudar a tu hermana, pero ir contra
tu padre puede ser peligroso.
Nara
sabía que Damon tenía toda la razón, era peligroso para ella contradecir al
patriarca de la comunidad, pero ¿cómo aceptar que a su hermana la golpeasen al
punto de rogar por ayuda? ¿Cómo permitir que su propio padre las dañara?
Miró
hacia el horizonte pensativa, viendo las plantaciones que a esa hora estaban
siendo cultivadas por los hombres, mientras las mujeres ayudaban a sostener
cestas con diversos artículos necesarios para la actividad. Entonces, en la
entrada a los huertos, vio a su padre caminar conversando con Iker.
El
joven forastero de los ojos Jade seguía al patriarca atento a lo que éste le
decía, caminando entre los hombres que mantenían los cultivos funcionando.
Nara
se sonrojó, no podía sacar de su mente el sueño erótico que había tenido con
ese hombre, ni la inevitable necesidad de tocarse pensando en él bajo la ducha.
Se estaba volviendo loca y si alguien descubría todo aquello sería castigada de
por vida por su padre.
Cuando
sentía que la vergüenza sería evidente para Damon y que tendría que contarle
qué le estaba pasando, la mirada de Iker se cruzó con la propia, con aquel peso
Jade que le cortó la respiración y la llevó a apretar las manos con nerviosismo.
Entonces,
sin previo aviso, las manos de Damon se posaron en sus costillas y Nara supo lo
que vendría. Las cosquillas la hicieron retorcerse de risa, moviéndose en la
endeble rama del árbol, mientras Damon seguía sus risas, pero él de forma
victoriosa.
—¡Dejame!
—le rogó sin parar de reír, pero Damon continuó su asedió incesante.
En
ese momento su cuerpo se movió con violencia, saliéndose de la rama que lo
sostenía y perdiendo por completo el equilibrio. Cerró los ojos, caería esta
vez.
*
* *
Estaba
aburrido de escuchar a aquel hombre hablarle de plantaciones y criaderos de
animales. Eran las típicas tareas del patriarca, de las que había renunciado y
escapado meses atrás, la razón por la que había dejado a su hermano sólo.
Ver
a los hombre cultivar la tierra era para Iker como ver a una mujer con un
grueso abrigo, nada interesante frente a la posibilidad de verla desnuda.
Suspiró,
se había equivocado corriendo hasta ahí cuando escapó. Ahora estaba perdido en
medio de una Sociedad que no conocía y con gente que estaba igual o más loca de
lo que había estado su padre antes de morir.
—¡Normal!
—escuchó un grito lejano, pero su agudizado oído le permitió reconocer la voz
de Nara.
La
buscó con la mirada, pero cerca de los cultivos ella no estaba. Miró a los alrededores,
pero tampoco la encontró ahí. Entonces sus ojos se dirigieron al bosque que el
día anterior se había estado incendiando.
Sentada
en lo alto de un pino estaba Nara, con su maravilloso cabello rojo ondeando
como llamas al viento. Sus ojos estaban fijos en él, intensos y majestuosos.
Parecía
estar sentada junto a alguien, pero desde esa distancia sólo podía distinguir
que se trataba de un hombre.
Sus
manos se apretaron de rabia, sabía que no podía poseer a esa mujer por órdenes
del hombre al cual seguía en aquel momento, pero aun así no podía evitar
sentirse celoso de la cercanía que parecía haber entre ellos.
Entonces
vio al hombre acercarse a Nara y abrazarla por la espalda, mientras la rabia
hervía poco a poco en su cuerpo, viendo cómo Nara comenzaba a retorcerse entre
risas bajo el toque de él.
Sus
piernas se tensaron, no podía ser seguro que jugasen así en la rama de un pino
y cuando vio a Nara caer supo que sus presagios eran reales.
Se
echó a correr automáticamente, sin importarle si el patriarca lo seguía, si el
hombre se sentía insultado si luego lo castigarían por dejarlo hablando solo.
Tenía que salvar a Nara…
*
* *
Sentía
su cuerpo mecerse con el viento, mientras su pelo se movía como ráfaga colorina
en la misma dirección. Sus ojos estaban cerrados, había sido así desde que
sintió que su cuerpo comenzaba a caer, pero luego de unos instantes decidió que
era mejor abrirlos y descubrir si estaba o no muerta.
Cuando
abrió los ojos se encontró que su cuerpo colgaba en el aire, sujeto sólo por la
mano de Damon, quien le sonreía de cuclillas en la rama del árbol.
—¿Cuántas
veces serían ya? —preguntó a Damon entre pequeña risitas.
—Esta
sería la décimo cuarta—respondió él enanchando su sonrisa y haciendo fuerza
para levantarla.
Entonces
vio el pie de Damon desestabilizarse de la rama, resbalando violentamente,
mientras un grito suplicante salía de sus labios sin que pudiese evitarlo y la
imagen de ambos muertos se presentaba en su mente.
Manoteó
salvajemente en busca de algo que los contuviese, para así evitar el golpe
contra el suelo, dando entonces con una rama mucho más débil que en la que
habían estado sentados, pero aun así salvadora. Se aferró al árbol con todas su
fuerzas, sintiendo su carne rasgarse por la corteza de éste y la sangre emanar
de ella con su repugnante olor.
Abrió
los ojos, seguían vivos gracias a la endeble rama, pero ahora se mecían con más
fuerza por la violencia del viento que a esa hora corría.
—Décimo
quinta vez —dijo medio sonriendo, sintiendo su mano quemar contra la corteza.
La
riza de Damon la hizo reír también, mientras comenzaba a mecerse con más
violencia por decisión propia. Era la única manera que Damon alcanzara un rama
en la que sujetarse y pudiese ayudarle a ella a estabilizarse al fin.
—¡Falta
poco! —gritó él en el momento en que sentía que su brazo se dislocaría por la
fuerza que estaba ejerciendo.
La
mano de Damon se soltó de la suya, corroborándole que su amigo estaba a salvo
en una de las ramas del pino. Sentía su brazo palpitar del dolor, y sus ojos e
cerraban con fuerza para resistir. Miró a Damon, quien estaba avanzando por la
rama con lentitud para llegar a ella. Pero sus ojos e fueron directo de su
salvador amigo a la presencia del embriagador forastero de los ojos jade,
mientras su cuerpo se excitaba ante la expresión demandante de él.
“Mierda” se dijo justo
cuando su hombro se dislocaba de repente y caía del árbol directo a los brazos
de Damon.
Un
grito desgarrador se escapó de sus labios, junto a las lágrimas que surgieron
en sus ojos. El dolor era horrible, como si le estuviesen quemando la carne por
dentro en aquella zona. Un dolor incesante que no frenó siquiera cuando Damon
con un movimiento brusco volvió a posicionar el hueso en su lugar.
—Tranquila
—lo escuchó decir, pero ¿cómo podía estar tranquila cuando sentía que le había
cortado el brazo a la altura del hombro? ¿Cómo calmarse cuando sabía que el
forastero de ojos jade la estaba mirando, clavando sus exigentes ojos en ella?
Se
abrazó a Damon con el brazo que no le dolía, mientras él la abrazaba con
cuidado de no tocar su hombro.
—Creo
que deben ser más cuidadosos cuando deseen besuquearse en el bosque —La voz de
Iker interrumpió sus sollozos adoloridos, haciéndola sonrojar con sus palabras.
—¡¿Besuquearse?!
—Su cuerpo se tensó, aquella voz era la de su padre, estaban perdidos— ¡Nara!
¡¡Baja de ahí ahora mismo!!
Nara
se volteó a ver a su padre, sintiendo el viento tocar suavemente sus lágrimas y
enfrían su piel.
—Bajemos
—le dijo a Damon.
Su
amigo obedeció bajándola con cuidado, susurrándole al oído palabras de clama
que en ningún momento surtieron efecto en ella.
Cuando
sintió que los pies de Damon tocaban suelto su cuerpo se contrajo de temor, su
padre la mataría por las palabras de Iker. Cerró los ojos esperando que Damon
la bajara de sus brazos, pero a cambió sólo sintió que unas manos agarraban con
fuerza su hombro herido, sacando de ella un alarido lleno de angustia y temor.
Su padre la había tomado en sus brazos con tal brusquedad, que sabía sin que él
se lo dijese que la golpearía hasta hacerla suplicar por ayuda.
—¡Tendrás
que explicar muy bien esto si no quieres terminar como Damon de seguro lo hará!
—Las palabras de su padre la hicieron abrir los ojos y mirar a su amigo. Él
parecía atormentado, mientras su manos se apretaba en puños y en sus ojos se
reflejaban los deseo de salvarla de los brazos del patriarca, pero Nara negó
con su ojos, para que él comprendiese que estaría bien, que sólo debía
preocuparse por sí mismo— ¡Vamos! —dijo su padre mientras comenzaba a caminar.
Al
instante Nara escuchó los pasos de Iker seguir al patriarca. Se volteó para
mirarlo, viendo que tras él quedaba un humillado y compungido Damon. Si algo
ocurría a su amigo Nara asesinaría a Iker con su propias manos. Se alejaría de
ese hombre que no le había traído más que problemas.
Gracias por los comentarios anteriores, espero que también les gustase esta capítulo. aprovecho también de hacer las advertencias que por alguna extraña razón blogger no me deja hacer: el blog es para mayores de 18, pero si pongo el aviso el blog no carga. Así que de ahora en adelante quien continue leyendo será bajo su responsabilidad, esperando no traumar a nadie con lo que escribo xD. besos!
1 comentarios:
:O! Iker me está empezando a caer realmente mal. Como por su culpa ahora le peguen a Nara o le ocurra algo a Damon, sentiré un odio infinito hacia él xD
Publica pronto, si? :)
Un beso!
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