martes, 26 de febrero de 2013

Rock Sweet - Capítulo 2



Hola a todos! como siempre atrasada con capítulo, pero aquí estoy. Hoy traigo Rock Sweet para todos!!

Segundo Capítulo

El barrio universitario


Lanzó su bolso sobre la cama, viéndolo revotar mientras se quitaba los zapatos para descansar un poco los pies y se sentaba en una pequeña silla de escritorio.

El departamento realmente era pequeño, aún más si lo comparaba con el lugar en que vivía con la banda. Tenía una habitación, un baño y la cocina conectada con el living y el comedor, todo en colores pasteles poco característicos de ella que Daniela le dio permiso de cambiar. Era un lugar acogedor y tendría la tranquilidad que necesitaba para olvidarse de Markus, aunque si pensaba que Erick estaba en el departamento de al lado listo para atacar y buscar a su presa —ella—, entonces la tranquilidad se esfumaba.

Suspiró, quizás Daniela o Sena tenían razón, debía lanzarse por una nueva vida y era muy probable que disfrutando del sexo que tanto le faltaba lo lograría, y en esa situación el candidato más óptimo era Erick. Pero… ¿Sería justo para él usarlo de esa manera?

El timbre sonó entonces, sacándola de sus pensamientos. Corrió hasta la puerta, viendo por la mirilla a Erick sonriente. El hombre ya iniciaba su primera maniobra.

Abrió la puerta, sonriéndole, Erick era su amigo antes que cualquier otra cosa, su mentor, la persona que había estado a su lado en todo ese camino.

—¿Pensé que descansaríamos antes de ponernos a trabajar en recuperar mi mente creativa? —dijo dejándolo pasar.

—Sí, pero descansar no quiere decir quedarnos encerrados. ¿Vamos por unos tragos a los bares cercanos? estará lleno de universitarios y podremos conversar un rato.

Joona lo miró intrigada, ¿así que ese era el primer movimiento de Erick? ¿Invitarla a beber?

—Vamos —dijo aun con intriga y algo de curiosidad—. Pero debes esperar a que me cambie de ropa y me ponga la peluca que Elsa me compró.

—¿Peluca?

—¿Qué quieres? ¿Salir con Joona Riquelme o Joo de las Rock Sweet?

—Joona Riquelme es mi favorita, pero ella no usa peluca —Erick le guiñó el ojo sentándose en el horrendo sofá blanco de cuero.

—Sí, pero Joona Riquelme sin peluca no puede dejar de ser Joo de las Rock Sweet y lo sabes.

Sin mediar más palabras corrió a su habitación y buscó entre sus ropas, se puso unos jeans negros con suficientes agujeros para pensar que estos tenían más tiempo de uso que los dos meses reales, una camiseta violeta strapless, y sobre esta una acanalada que cubría en parte el escote que dejaba la primera; se engalanó con una par de cadenas de plata que había adquirido con los años, cambiándose los aros de las orejas por unos más acorde con el conjunto y coronando todo con unos bototos.

Se miró al espejo, se veía bien, así que tomó su cabello y lo trenzó con cuidado, tratando dejarlo apretado al casco, para luego ponerse la peluca rojiza que Elsa le había comprado cuando les contó que se iría por un tiempo del departamento.

Con toda su ropa era Joona, pero con esa peluca parecía otra persona, así que cumplía el objetivo.

—Vamos —dijo al salir de su habitación, sonriéndole a Erick y tomando el brazo que él le ofrecía con cortesía.

—Me gusta también esta Joona Riquelme.



Al salir del departamento se encontraron con un grupo de chicas, universitarias, era el tipo de personas que encontrarías en ese edificio, prácticamente una residencial de estudiantes cuicos y estirados, los que sí tenían para pagar la renta que ahí se cobraba. Las chicas reían en forma chillona mientras los veían pasar, seguramente pensando que eran perdedores “gótico con fortuna” de la facultad.

—Te apuesto lo que quieras a que ellas están pensando en buscarme en la universidad para molestarme —le dijo a Erick por lo bajo.

—Es seguro.

Ambos rieron a carcajadas, mientras Joona se apretaba el estómago por el dolor, sin poder para de reír imaginándose a las chicas buscándola por toda la facultad sin encontrarla. En eso sus pasos se detuvieron por un violento choque que desestabilizo, botándola al suelo de golpe.

—¡¿qué mierda te pa…?! —quería gritar, desquitarse con la persona que fuese por la frustración que sentía de haber quedado en vergüenza frente a las chicas estúpidas, pero cuando abrió los ojos su boca se selló al instante.

—Lo siento —su voz sonaba totalmente sensual, al punto de dejarla aún más muda que antes.

El chico era guapo, demasiado para un estudiante universitario estirado. Alto, más de metro ochenta, cabello rubio ondulado que le caía en forma rebelde hasta lo hombros, dando paso a la vista de una camiseta negra sin mangas, una que le llamó la atención, era la que habían sacado con la edición especial del primer disco, la que decía Rock Sweet con letras grandes y cargaba su fotografía en ella. El tipo era un fanático y en su aspecto todo coincidía con el “formato fans de Rock Sweet”, ropa negra, pelo largo y muchos tatuajes en los brazos.

—No —dijo al fin sintiéndose estúpida por su silencio—, soy yo quien debe disculparse por no ir mirando.

—Sí, pero el caballero aquí soy yo —respondió él con una sonrisa pícara.

—Yo…

—¿Fans de Rock Sweet? —preguntó él señalando su collar en forma de gota, el que tanto le gustaba.

Joona se sintió nerviosa ¿lo habría descubierto él? ¿Sabía ya que estaba hablando con Joona y no una chica cualquiera?

—Esa imitación del collar de Joona es muy buena —el aire logró salir de sus pulmones con las palabras de él, sintiendo sus músculos relajarse, él no sabía la verdad.

—Sí, lo compré en la calle, pero es muy buena.

—China, los chinos todo lo imitan bien.

—Sí.

—Soy Antonio, un gusto.

—Amanda, el gusto es mío —.El objetivo de estar ahí era descansar un tiempo de los fanáticos y olvidarse de Markus, así que mentir sobre su nombre era la primera prioridad.

El sonido de Erick carraspeando para llamar la atención sacó sus ojos de aquel interesante fanático. Debían irse si querían alcanzar puesto en el bar antes de que llegase la ola de estudiantes después de la jornada extenuante de estudios.

—Vamos que los niñatos deben estar llenando mi lugar favorito —Erick le tomó el brazo apresurándola, mientras Joona miraba a Antonio despidiéndose con la mano.

Cuando salieron del antiguo edifico de los años veinte Joona miró a Erick interrogante, el hombre estaba siendo posesivo cuando entre ellos no había relación más allá que la amistad que habían forjado en años.

—¿Qué te pasa con el chico? —le preguntó caminando por delante de él, soltándose de su agarre al tiempo que miraba la universidad lejana de ese edifico por unos cuantos metros.

—Es fans Joona, puede que se percate de quién eres y eche tu escapada de la fama por la borda.

—Mi escapada de la fama no quiere decir que no hable con gente, además con esta peluca parezco otra persona.

Erick la miró en silencio, uno que fue interrumpido por el sonido del celular de Joona, atiborrando sus oídos con la música de “Rose”, la única canción del grupo que interpretaba Sena y la favorita de Joona.

Miró la pantalla, era su amiga la que llamaba, seguramente Sena estaba curiosa por saber si ya se había acostado con Erick y la regañaría por no hacerlo.

—¡Aló! —la voz chillona de Elsa la sorprendió al otro lado de la línea— ¿Joona, Joona?

—¿Sí? —se había quedado sin habla de la sorpresa de escuchar a la hiperactiva Elsa.

—Joona, será mejor que nos invites a tu departamento este fin de semana. Daniela me explicó recién a qué parte de la ciudad te fuiste y definitivamente tengo que ir a conocer un par de estudiantes universitarias.

Joona rió por lo bajo, todas en el grupo conocían las inclinaciones sexuales de Elsa, así que no le sorprendió escucharla decir aquello, era parte de ella, su personalidad, y no temía esconderla, tanto así que cada fans de Rock Sweet en el mundo sabía que Elsa era lesbiana.

—Tranquila, aun no conozco a nadie aquí, pero mañana o pasado me iré a dar una vuelta al campus a tocar la guitarra, mi vieja Jackson necesita un poco de trabajo. De seguro conoceré mucha gente ahí.

—¡Fantástico! Entonces decidido, el sábado iremos con Virginia y Sena. No te preocupes, nadie nos reconocerá, eso te lo garantizo.

El tono de marcado comenzó a sonar entonces, indicando que Elsa ya había cortado la llamada sin siquiera despedirse, así era ella, la conocía desde la secundaria, así que simplemente soltó una risita y continuó caminando junto a Erick.

—Las chicas vendrán el sábado —le anunció a Erick, quien la miró interrogante—. Elsa quiere conocer universitarias —le aclaró.

—Elsa siempre quiere conocer chicas, universitarias, chicas de secundaria, oficinistas, si tiene falda y le gustan la mujeres, es perfecta para Elsa.

Ambos rieron, aunque la verdad no era tal cual la contaba Erick, pero muy similar.

—¿Así que mañana irás a tocar la guitarra al campus? —Erick le sonreía mientras esperaban que el semáforo les diese el verde.

—sí, quiero recordar mis días de escuela.

—¿Te arrepientes de no haber ido a la universidad?

—No, estudiar música y hacer música es muy similar, pero sí echo de menos tocar la guitarra tranquila con unos pocos espectadores y algunas risas.

—Sí, entiendo a lo que te refieres. ¿Entonces estás lista para recuperar tu capacidad creativa?

—Jamás la he perdido, está dormida y trabajaremos hasta que despierte.

—Conozco una excelente fórmula para despertarla —Erick le guiñó un ojo, dejando aquellas palabras en el viento como una propuesta que llenó de imágenes el cerebro de Joona, todas ellas relacionadas con Erick sin camiseta y sus manos sobre ella.

“Mierda.” pensó comenzando a caminar con el verde ya prendido “Creo que Sena tiene razón, tengo tensiones sexuales.”



Cuando llegaron al bar el ruido en el lugar le recordó a cuando con el grupo tocaban en Santos, el pequeño tugurio de mala muerte cercano a la casa de Sena, el lugar donde se había hecho sus primeros fans y en que nacieron muchas de las canciones que ahora gran parte del mundo conocía.

—Esto sí se siente como en el pasado —comentó mirando a su alrededor y viendo a una chica con su guitarra eléctrica, tocando una melodía romántica y cantando con voz suave y afinada.

—Esto me recuerda a mis años de universitario —Erick le sonrió, sentándose en la barra y mirándola con interés.

Joona pensó en Erick, él era por lo menos cuatro años mayor que ella, ¿Por qué se había fijado en una niña entonces? Lo miró con detenimiento, casi no había cambiado en esos tres años, el cabello largo rebelde, la mirada fuerte y atractiva, sus ojos penetrantes y el contraste de sus tatuajes contra su piel bronceada. Él hombre era sexy, eso debía aceptarlo, completamente su tipo.

—Sé que soy feo pero no me mires así —Erick le sonreía desde la barra entregándole una cerveza artesanal espesa, la favorita de Joona.

Rió de la broma de Erick tomando la cerveza y bebiendo un buen trago, estaba fría, perfecta para el calor de Ciudad de México, refrescante para un día como aquel y con el sabor adecuado para una cerveza artesanal.

—Si fueras feo créeme que no estarías sentado aquí conmigo.

—¡Ey! Me saliste discriminadora, Amanda —Erick pronunció su nombre falso como ironizando con la situación que había pasado en el edificio.

—¿Discriminadora yo? No, eso jamás, pero Daniela sí lo es, y ella fue quién te contrató, así que si fueras feo no nos conoceríamos.

Erick soltó una risotada, bebiendo de su cerveza al tiempo que la chica en el escenario comenzaba a tocar algo un poco más rockero, con energía y lo suficientemente bien como para hacer a Joona voltear la mirada.

—Lo hace bien —quería cambiar de tema, no le gustaba hacia donde se estaba dirigiendo el rumbo de la conversación, así que lo mejor era hablar de música.

—Sí, pero con la guitarra falla.


Joona le sonrió a Erick, él tenía razón, la chica no tocaba bien, pero aún era joven, así que no había parámetros para decir que nunca mejoraría. Aun así dejó su cerveza sobre la barra y levantándose caminó hasta el escenario, viendo a la chica terminar su canción y parar a beber un trago de agua.

—¡Ey! —la llamó sonriéndole para que supiese que no había ninguna intensión en su acercamiento—. ¿Te sabes Tócame de Strippers?

—Por supuesto —respondió ella con voz de que aquello debía ser evidente para Joona.

—Bien, dame esa guitarra y tú cantas.

—¿Cómo? —la chica la miró con los ojos como platos, pasando su mirada luego hacia su vieja guitarra, una Jackson como la que atesoraba en su habitación del departamento.

—Eso, concéntrate en tu voz, que yo me concentraré en la guitarra.


Al entrar al bar escuchó el sonido de Tócame, la canción favorita de Joona, una de las suyas también. El sonido de la guitarra era perfecto, casi como si Mely fuese quien tocase en vez de una aficionada.

Miró hacia el escenario, aquella chica se veía perfecta, ese cabello rojo alucinante lo mató desde el primer momento en que lo vio, al igual que sus labios gruesos y tintados de un tono purpura que le hacía lucir sensual; era hermosa y al mismo tiempo deseable, una chica para deleitarse con cada toque, para nunca cansarse de escuchar sus gemidos, perfecta en cierto modo.

La voz de una segunda muchacha comenzó a sonar, la conocía, era su compañera en la clase de ética, una chica silenciosa y tímida, aunque ahora sabía que aquello sólo era una imagen falsa de ella dentro de la universidad. Juntas hacían una combinación hermosa, pero no parecía que hubiesen tocado siempre la una con la otra, pues la chica cantaba desfasada del guitarreo; aun así sonaba genial y los espectadores ocasionales del bar lo notaron uniéndose a la voz de la que antes consideraba una tímida muchacha.

Las dos eran un gran dúo, pero había una en las que sus ojos ya estaban puestos, y cuando aquello ocurría no se rendía hasta tenerla en su cama.

viernes, 16 de noviembre de 2012

La sociedad de la Luna de Fuego - Capítulo 6




Hola nuevamente! capítulo de idolatría! espero les guste como continua la novela y me cuenten qué piensan!

Sexto capítulo
“Tu Cuerpo Bajo el Alero del Mío”



Ruega día y noche, la realidad siempre te golpeará el rostro.
Pide cuanto quieras que te den, pero siempre conseguirás lo mismo.
Y cuando al fin despiertes a la realidad sólo podrás decir:
Ser


Cuando Damon la soltó recordó que a su espalda estaba aun Iker, y al momento su piel se erizó de vergüenza y temor. Él había presenciado aquel beso justo después de que le había permitido tocarla de aquella manera, la había visto responder a Damon cuando minutos atrás estaba completamente excitada por él y en lo único en que pensaba era en entregarle su virginidad. Se estaba volviendo loca y nadie podría sacarle eso de la cabeza.

—Necesito esconderme por esta noche Nara ¿puedo quedarme en tu habitación? —la voz de Damon la sacó de sus pensamientos, trayéndola a la realidad del momento. Su padre aun buscaba a Damon para asesinarlo.

—Claro —respondió tomando su mano y volteándose para entrar, encontrándose de llenos con los enfurecidos ojos de Iker.

—No creo que al patriarca le guste la idea de dejar a su hija en la misma habitación que quien la besuquea —cada palabra que Iker pronunciaba estaba llena de rencor, así como sus ojos.

—¿Qué hace él aquí? —la mano de Damon apretó la suya con fuerza, atrayéndola hacia sí con protección.

—Duermo aquí —respondió Iker entrando a la habitación sin mediar más palabra.

Nara suspiró nerviosa, había cometido un error doble aquel día, darle verdaderas razones a su padre para matar a Damon y besar a Iker por instinto, y ahora cometería un tercer error.

—Vamos —apresuró a Damon con la mano.

Entraron a la habitación al tiempo que la atmosfera se volvía pesada con la miradas que aquellos hombres se daban el uno al otro. Mientras Nara rogaba una y otra vez a la tierra que la tragase por completo.

—No creo que sea seguro que me quede aquí —dijo de repente Damon sin quitarle la vista a Iker.

—¿Por qué? Estarás más seguro aquí, será el último lugar donde te buscarán.

—No confío en él Nara —Nara miró a Iker, pasando luego sus ojos a Damon—. Me delatará en cuanto pueda.

—No lo haré —las palabras de Iker sorprendieron a Nara, aunque por la expresión que él tenía parecía hacerlo también de sí mismo—. Ya he metido a Nara en suficientes problemas por hoy. Y ahora será mejor que nos acostemos, es algo temprano, pero el patriarca creerá que te dormiste antes.
Nara asintió sonrojada, él tenía razón, si su padre veía las luces encendidas en la habitación no dudaría en ir a buscarla, pero si creía que estaba durmiendo la dejaría así, más viendo cuánto confiaba él en Iker.

—Bueno, entonces voltéense para cambiarme —dijo finalmente tomando su pijama de debajo de la almohada.

Ambos hombres obedecieron a sus palabras, volteándose para dejarle espacio de cambiarse, mientras ellos se quitaban la sus propias ropas sin vergüenza alguna. Sonrojada finalmente les dijo que ya estaba lista y que podía mirar.

—Bien, entonces ¿cómo nos acostaremos? —preguntó Iker evidentemente con segundas intenciones.

—Lógico, Nara dormirá conmigo —sentenció Damon—. No la dejaría acercarse a ti ni que mi vida dependiera de ello.

—Deja que ella decida sola engendro, es lo bastante grande para eso.

Sus ojos se agrandaron de par en par, aquella elección tan estúpida era para Iker algo más y Nara estaba segura de eso.

Ambos hombres se acostaron esperándola que escogiera en cuál de las camas dormiría, mientras su corazón palpitaba con más fuerza a cada segundo.

* * *

La rabia lo inundó cuando vio a Nara avanzar hasta la cama de aquel engendro, recostándose a su lado y acurrucándose junto a su cuerpo. Quería levantarse y tomarla del brazo para llevarla a su lado, pero al hacerlo le demostraría que él no era mejor que el patriarca. Quería respetar su decisión, aunque esta le recordase aquel beso que el engendro le había dado a la pequeña pelirroja.

—Mierda —dijo en voz baja, escuchando a Damon susurrar consuelo a Nara.

Pero las palabras cursis del animalejo se vieron interrumpidas por los gritos de Edith. Aquella pobre chica ¿qué acaso el patriarca no se cansaba de golpearla?

 Sintió el cuerpo de Nara tensarse en la otra cama y a Damon levantarse, al tiempo que él también lo hacía.

—¡Tengo que hacer algo! —escuchó a Nara.

—¡No! —el grito autoritario de Damon lo sorprendió — No irás, no quiero que te acerques ahí.
—¡Es mi hermana, no puedo dejar que le haga esto!

—Te entiendo, pero también debes entender que en este momento es peligroso para ti acercarte, mucho más que para Edith. 

Vio las manos de Nara apretarse por sobre las mantas, ella estaba asustada y su temor lo hacía sentirse nervioso, aun cuando sabía que su elección de lecho tenía mucho que ver también con su elección de hombre.

* * *

Los gritos de Edith hicieron temblar su cuerpo de temor, ella rogaba por ayuda y Nara no podía más que escucharla sin la posibilidad de intervenir para salvarla. Sus manos se apretaron de rabia, Damon tenía razón con sus palabras, era peligroso para ella acercarse a su padre en esa situación, pero tampoco era mejor dejar a Edith sola. Lágrimas invadieron sus ojos, se sentía la peor hermana del mundo.

—Tienes que estar tranquila —Damon tomó el rostro de Nara entre sus manos, obligándola a mirarlo a los ojos—. Esto pasará rápido, según Lía sólo durará un mes, quizás dos.

—¿Podrías quedarte tú tranquilo con eso?

La mirada de Damon le dijo que la comprendía, pero que al mismo tiempo no compartía que Nara siguiese pensando en ir a ayudar a su hermana.

—Nara —la voz de su amigo sonó cálida y a la vez seria—, yo tendré que irme antes del amanecer, debo escapar o tu padre me matará. Volveré por ti Nara, vendré a buscarte cuando encuentre un lugar seguro para los tres con Edith. Pero mientras tanto tienes que cuidarte, no podrá irme tranquilo si sé que estarás intentando ayudar a Edith.

—¡¿Sabes lo estúpido que suena eso?! —Nara podía sentir las lágrimas correr por sus mejillas, mientras de fondo sonaban los gritos desgarradores de Edith— ¿Cómo puedes pedirme no ayudarla cuando la escucho gritar con tanto dolor?

La mano de Damon se posó sobre la suya con suavidad, llevándola a cerrar los ojos ante la paz que él le transmitía, sintiendo entonces los labios de él besar su mejilla con dulzura.

—Volveré por ustedes dos, nos la llevaremos de aquí —susurró Damon a su oído—. Pero te necesito integra y para eso no debes entrometerte. Si lo haces tu padre te golpearé a ti, y con todo el rencor que creo que te guarda terminará matándote.

—¿Y si la mata a ella antes de que vuelvas?

—No la matará, él tiene preparado todo para que Edith lo ayude a criar  a la descendencia de la que tanto habla.

—¿Tú qué sabes de eso? —sus manos tiritaron, su amigo podría decirle la verdad de todo ese asunto, explicarle todo sobre la otra mujer de su padre.

—No puedo decírtelo Nara, si lo hago te pondrás en peligro y eso no ayuda ahora. Hazme caso y espérame, te prometo que volveré por ti.

Nerviosa asintió, confiaba en Damon, él volvería por ellas y escaparían de aquel lugar. Aun así no pudo evitar que las lágrimas continuasen cayendo sin detenerse.

—Tranquila preciosa —un rápido beso de Damon se posó en sus labios, separándose de ella tan repentinamente como se acercó, abrazándola con fuerza mientras su llanto se volvía más intenso, convulsionante.

—Yo puedo hacer que se duerma —la voz de Iker los interrumpió, sonaba enfadado, lo que hizo que Nara de tensará de temor.

La expresión de Damon se volvió recelosa, pero aun así Nara lo vio asentir. Quiso negarse entonces, abriendo los ojos frenéticamente, pero antes de que alcanzase a voltearse para ver los movimientos de Iker, un grito escapó de sus labios por el profundo dolor en su cuello…

Sus ojos se cerraron sin que pudiese resistirlo, llevándola a la completa oscuridad…

* * *

—¡Eres uno de ellos! —gritó el engendro cuando soltó el delicado cuello de Nara.

—No lo soy —se apresuró a aclarar.

—Te acabo de ver mordiendo el cuello de Nara y niegas ser uno de ellos.

Sus manos se apretaron de rabia al ver a Damon confortar a Nara entre sus brazos, protegiéndola con su cuerpo de él.

—No soy uno de ellos, te lo puedo probar.

—Pruébalo entonces.

Y así lo hizo, dejándose ver por un sorprendido Damon, quien abrió los ojos de par en par y abrazó con más fuerza a Nara.

—¿Es prueba suficiente? —preguntó con ironía cuando pudo volver a hablar.

—Es suficiente —sentenció Damon recostando a Nara y abrigándola con las mantas—. ¿Puedo entonces confiarte su protección?

Nara evidentemente había elegido a Damon por sobre él, pero aquello no significaba que con sólo verla su cuerpo no desease protegerla. No podía negarse a la petición de Damon.

Asintió finalmente, mirando al engendro a los ojos y viendo la confianza en ellos. Volvió a la cama entonces, lo comprendía, él se iría y  necesitaba un tiempo a sola con la pequeña cabellos de fuego.

* * *

Su rostro se veía tan calmado, daba la impresión de estar soñando algo hermoso. No pudo evitar sonreír ante la expresión que Nara tenía en esos momentos, abrazándola con suavidad y recostándose a su lado.

La había besado por primera vez aquel día y ante ese toque ella había respondido, pero aunque esto debía darle felicidad fue todo lo contrario. Aquella respuesta le había asegurado lo que ya sabía, para Nara él sólo era un hermano, y aunque había vuelto a besarla para molestar al engreído forastero, tenía claro que su amiga estaba guardando sentimientos por él.

—Aun así volveré por ti preciosa, nos iremos los cuatro para otro lugar, nos llevaremos a esta bestia, lo prometo. Cualquier cosa con tal de verte feliz.

Cerró los ojos, dormiría un par de horas sintiendo el cuerpo de Nara protegido bajo el alero del propio, pero escaparía de ahí antes de que ella abriese los ojos, no tenía fuerzas para decir adiós, si lo hacía no sería capaz de irse.

—Te amo preciosa —dijo inhalando su aroma a vainilla. 

Soñaría con ella, de eso estaba seguro…

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