Hola a todos! como siempre atrasada con capítulo, pero aquí estoy. Hoy traigo Rock Sweet para todos!!
Segundo Capítulo
El barrio universitario
Lanzó
su bolso sobre la cama, viéndolo revotar mientras se quitaba los zapatos para
descansar un poco los pies y se sentaba en una pequeña silla de escritorio.
El
departamento realmente era pequeño, aún más si lo comparaba con el lugar en que
vivía con la banda. Tenía una habitación, un baño y la cocina conectada con el
living y el comedor, todo en colores pasteles poco característicos de ella que
Daniela le dio permiso de cambiar. Era un lugar acogedor y tendría la
tranquilidad que necesitaba para olvidarse de Markus, aunque si pensaba que Erick
estaba en el departamento de al lado listo para atacar y buscar a su presa
—ella—, entonces la tranquilidad se esfumaba.
Suspiró,
quizás Daniela o Sena tenían razón, debía lanzarse por una nueva vida y era muy
probable que disfrutando del sexo que tanto le faltaba lo lograría, y en esa
situación el candidato más óptimo era Erick. Pero… ¿Sería justo para él usarlo
de esa manera?
El
timbre sonó entonces, sacándola de sus pensamientos. Corrió hasta la puerta,
viendo por la mirilla a Erick sonriente. El hombre ya iniciaba su primera
maniobra.
Abrió
la puerta, sonriéndole, Erick era su amigo antes que cualquier otra cosa, su
mentor, la persona que había estado a su lado en todo ese camino.
—¿Pensé
que descansaríamos antes de ponernos a trabajar en recuperar mi mente creativa?
—dijo dejándolo pasar.
—Sí,
pero descansar no quiere decir quedarnos encerrados. ¿Vamos por unos tragos a
los bares cercanos? estará lleno de universitarios y podremos conversar un
rato.
Joona
lo miró intrigada, ¿así que ese era el primer movimiento de Erick? ¿Invitarla a
beber?
—Vamos
—dijo aun con intriga y algo de curiosidad—. Pero debes esperar a que me cambie
de ropa y me ponga la peluca que Elsa me compró.
—¿Peluca?
—¿Qué
quieres? ¿Salir con Joona Riquelme o Joo de las Rock Sweet?
—Joona
Riquelme es mi favorita, pero ella no usa peluca —Erick le guiñó el ojo
sentándose en el horrendo sofá blanco de cuero.
—Sí,
pero Joona Riquelme sin peluca no puede dejar de ser Joo de las Rock Sweet y lo
sabes.
Sin
mediar más palabras corrió a su habitación y buscó entre sus ropas, se puso
unos jeans negros con suficientes agujeros para pensar que estos tenían más
tiempo de uso que los dos meses reales, una camiseta violeta strapless, y sobre
esta una acanalada que cubría en parte el escote que dejaba la primera; se
engalanó con una par de cadenas de plata que había adquirido con los años,
cambiándose los aros de las orejas por unos más acorde con el conjunto y
coronando todo con unos bototos.
Se
miró al espejo, se veía bien, así que tomó su cabello y lo trenzó con cuidado,
tratando dejarlo apretado al casco, para luego ponerse la peluca rojiza que
Elsa le había comprado cuando les contó que se iría por un tiempo del
departamento.
Con
toda su ropa era Joona, pero con esa peluca parecía otra persona, así que
cumplía el objetivo.
—Vamos
—dijo al salir de su habitación, sonriéndole a Erick y tomando el brazo que él
le ofrecía con cortesía.
—Me
gusta también esta Joona Riquelme.
Al
salir del departamento se encontraron con un grupo de chicas, universitarias,
era el tipo de personas que encontrarías en ese edificio, prácticamente una residencial
de estudiantes cuicos y estirados, los que sí tenían para pagar la renta que
ahí se cobraba. Las chicas reían en forma chillona mientras los veían pasar,
seguramente pensando que eran perdedores “gótico con fortuna” de la facultad.
—Te
apuesto lo que quieras a que ellas están pensando en buscarme en la universidad
para molestarme —le dijo a Erick por lo bajo.
—Es
seguro.
Ambos
rieron a carcajadas, mientras Joona se apretaba el estómago por el dolor, sin
poder para de reír imaginándose a las chicas buscándola por toda la facultad
sin encontrarla. En eso sus pasos se detuvieron por un violento choque que
desestabilizo, botándola al suelo de golpe.
—¡¿qué
mierda te pa…?! —quería gritar, desquitarse con la persona que fuese por la
frustración que sentía de haber quedado en vergüenza frente a las chicas
estúpidas, pero cuando abrió los ojos su boca se selló al instante.
—Lo
siento —su voz sonaba totalmente sensual, al punto de dejarla aún más muda que
antes.
El
chico era guapo, demasiado para un estudiante universitario estirado. Alto, más
de metro ochenta, cabello rubio ondulado que le caía en forma rebelde hasta lo
hombros, dando paso a la vista de una camiseta negra sin mangas, una que le
llamó la atención, era la que habían sacado con la edición especial del primer
disco, la que decía Rock Sweet con letras grandes y cargaba su fotografía en
ella. El tipo era un fanático y en su aspecto todo coincidía con el “formato
fans de Rock Sweet”, ropa negra, pelo largo y muchos tatuajes en los brazos.
—No
—dijo al fin sintiéndose estúpida por su silencio—, soy yo quien debe
disculparse por no ir mirando.
—Sí,
pero el caballero aquí soy yo —respondió él con una sonrisa pícara.
—Yo…
—¿Fans de Rock Sweet? —preguntó él señalando su collar en
forma de gota, el que tanto le gustaba.
Joona se sintió nerviosa ¿lo habría descubierto él? ¿Sabía
ya que estaba hablando con Joona y no una chica cualquiera?
—Esa imitación del collar de Joona es muy buena —el aire
logró salir de sus pulmones con las palabras de él, sintiendo sus músculos
relajarse, él no sabía la verdad.
—Sí, lo compré en la calle, pero es muy buena.
—China, los chinos todo lo imitan bien.
—Sí.
—Soy Antonio, un gusto.
—Amanda,
el gusto es mío —.El objetivo de estar ahí era descansar un tiempo de los
fanáticos y olvidarse de Markus, así que mentir sobre su nombre era la primera
prioridad.
El
sonido de Erick carraspeando para llamar la atención sacó sus ojos de aquel
interesante fanático. Debían irse si querían alcanzar puesto en el bar antes de
que llegase la ola de estudiantes después de la jornada extenuante de estudios.
—Vamos
que los niñatos deben estar llenando mi lugar favorito —Erick le tomó el brazo
apresurándola, mientras Joona miraba a Antonio despidiéndose con la mano.
Cuando
salieron del antiguo edifico de los años veinte Joona miró a Erick
interrogante, el hombre estaba siendo posesivo cuando entre ellos no había
relación más allá que la amistad que habían forjado en años.
—¿Qué
te pasa con el chico? —le preguntó caminando por delante de él, soltándose de
su agarre al tiempo que miraba la universidad lejana de ese edifico por unos
cuantos metros.
—Es
fans Joona, puede que se percate de quién eres y eche tu escapada de la fama
por la borda.
—Mi
escapada de la fama no quiere decir que no hable con gente, además con esta
peluca parezco otra persona.
Erick
la miró en silencio, uno que fue interrumpido por el sonido del celular de Joona,
atiborrando sus oídos con la música de “Rose”, la única canción del grupo que
interpretaba Sena y la favorita de Joona.
Miró
la pantalla, era su amiga la que llamaba, seguramente Sena estaba curiosa por
saber si ya se había acostado con Erick y la regañaría por no hacerlo.
—¡Aló!
—la voz chillona de Elsa la sorprendió al otro lado de la línea— ¿Joona, Joona?
—¿Sí?
—se había quedado sin habla de la sorpresa de escuchar a la hiperactiva Elsa.
—Joona,
será mejor que nos invites a tu departamento este fin de semana. Daniela me
explicó recién a qué parte de la ciudad te fuiste y definitivamente tengo que
ir a conocer un par de estudiantes universitarias.
Joona
rió por lo bajo, todas en el grupo conocían las inclinaciones sexuales de Elsa,
así que no le sorprendió escucharla decir aquello, era parte de ella, su
personalidad, y no temía esconderla, tanto así que cada fans de Rock Sweet en
el mundo sabía que Elsa era lesbiana.
—Tranquila,
aun no conozco a nadie aquí, pero mañana o pasado me iré a dar una vuelta al
campus a tocar la guitarra, mi vieja Jackson necesita un poco de trabajo. De
seguro conoceré mucha gente ahí.
—¡Fantástico!
Entonces decidido, el sábado iremos con Virginia y Sena. No te preocupes, nadie
nos reconocerá, eso te lo garantizo.
El
tono de marcado comenzó a sonar entonces, indicando que Elsa ya había cortado
la llamada sin siquiera despedirse, así era ella, la conocía desde la
secundaria, así que simplemente soltó una risita y continuó caminando junto a
Erick.
—Las
chicas vendrán el sábado —le anunció a Erick, quien la miró interrogante—. Elsa
quiere conocer universitarias —le aclaró.
—Elsa
siempre quiere conocer chicas, universitarias, chicas de secundaria,
oficinistas, si tiene falda y le gustan la mujeres, es perfecta para Elsa.
Ambos
rieron, aunque la verdad no era tal cual la contaba Erick, pero muy similar.
—¿Así
que mañana irás a tocar la guitarra al campus? —Erick le sonreía mientras
esperaban que el semáforo les diese el verde.
—sí,
quiero recordar mis días de escuela.
—¿Te
arrepientes de no haber ido a la universidad?
—No,
estudiar música y hacer música es muy similar, pero sí echo de menos tocar la
guitarra tranquila con unos pocos espectadores y algunas risas.
—Sí,
entiendo a lo que te refieres. ¿Entonces estás lista para recuperar tu
capacidad creativa?
—Jamás
la he perdido, está dormida y trabajaremos hasta que despierte.
—Conozco
una excelente fórmula para despertarla —Erick le guiñó un ojo, dejando aquellas
palabras en el viento como una propuesta que llenó de imágenes el cerebro de
Joona, todas ellas relacionadas con Erick sin camiseta y sus manos sobre ella.
“Mierda.” pensó
comenzando a caminar con el verde ya prendido “Creo que Sena tiene razón, tengo tensiones sexuales.”
Cuando
llegaron al bar el ruido en el lugar le recordó a cuando con el grupo tocaban
en Santos, el pequeño tugurio de mala muerte cercano a la casa de Sena, el
lugar donde se había hecho sus primeros fans y en que nacieron muchas de las
canciones que ahora gran parte del mundo conocía.
—Esto
sí se siente como en el pasado —comentó mirando a su alrededor y viendo a una
chica con su guitarra eléctrica, tocando una melodía romántica y cantando con
voz suave y afinada.
—Esto
me recuerda a mis años de universitario —Erick le sonrió, sentándose en la
barra y mirándola con interés.
Joona
pensó en Erick, él era por lo menos cuatro años mayor que ella, ¿Por qué se
había fijado en una niña entonces? Lo miró con detenimiento, casi no había
cambiado en esos tres años, el cabello largo rebelde, la mirada fuerte y
atractiva, sus ojos penetrantes y el contraste de sus tatuajes contra su piel
bronceada. Él hombre era sexy, eso debía aceptarlo, completamente su tipo.
—Sé
que soy feo pero no me mires así —Erick le sonreía desde la barra entregándole
una cerveza artesanal espesa, la favorita de Joona.
Rió
de la broma de Erick tomando la cerveza y bebiendo un buen trago, estaba fría,
perfecta para el calor de Ciudad de México, refrescante para un día como aquel
y con el sabor adecuado para una cerveza artesanal.
—Si
fueras feo créeme que no estarías sentado aquí conmigo.
—¡Ey!
Me saliste discriminadora, Amanda —Erick pronunció su nombre falso como
ironizando con la situación que había pasado en el edificio.
—¿Discriminadora
yo? No, eso jamás, pero Daniela sí lo es, y ella fue quién te contrató, así que
si fueras feo no nos conoceríamos.
Erick
soltó una risotada, bebiendo de su cerveza al tiempo que la chica en el
escenario comenzaba a tocar algo un poco más rockero, con energía y lo
suficientemente bien como para hacer a Joona voltear la mirada.
—Lo
hace bien —quería cambiar de tema, no le gustaba hacia donde se estaba
dirigiendo el rumbo de la conversación, así que lo mejor era hablar de música.
—Sí,
pero con la guitarra falla.
Joona
le sonrió a Erick, él tenía razón, la chica no tocaba bien, pero aún era joven,
así que no había parámetros para decir que nunca mejoraría. Aun así dejó su
cerveza sobre la barra y levantándose caminó hasta el escenario, viendo a la
chica terminar su canción y parar a beber un trago de agua.
—¡Ey!
—la llamó sonriéndole para que supiese que no había ninguna intensión en su
acercamiento—. ¿Te sabes Tócame de
Strippers?
—Por
supuesto —respondió ella con voz de que aquello debía ser evidente para Joona.
—Bien,
dame esa guitarra y tú cantas.
—¿Cómo?
—la chica la miró con los ojos como platos, pasando su mirada luego hacia su
vieja guitarra, una Jackson como la que atesoraba en su habitación del
departamento.
—Eso,
concéntrate en tu voz, que yo me concentraré en la guitarra.
Al entrar al bar escuchó el sonido de Tócame, la canción favorita de Joona,
una de las suyas también. El sonido de la guitarra era perfecto, casi como si
Mely fuese quien tocase en vez de una aficionada.
Miró hacia el escenario, aquella chica se veía perfecta,
ese cabello rojo alucinante lo mató desde el primer momento en que lo vio, al
igual que sus labios gruesos y tintados de un tono purpura que le hacía lucir
sensual; era hermosa y al mismo tiempo deseable, una chica para deleitarse con
cada toque, para nunca cansarse de escuchar sus gemidos, perfecta en cierto
modo.
La voz de una segunda muchacha comenzó a sonar, la
conocía, era su compañera en la clase de ética, una chica silenciosa y tímida,
aunque ahora sabía que aquello sólo era una imagen falsa de ella dentro de la
universidad. Juntas hacían una combinación hermosa, pero no parecía que
hubiesen tocado siempre la una con la otra, pues la chica cantaba desfasada del
guitarreo; aun así sonaba genial y los espectadores ocasionales del bar lo
notaron uniéndose a la voz de la que antes consideraba una tímida muchacha.
Las dos eran un gran dúo, pero había una en las que sus
ojos ya estaban puestos, y cuando aquello ocurría no se rendía hasta tenerla en
su cama.